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barbastroporlavida

Huele a vida, huele a Dios.

Huele a vida, huele a Dios.

Se escurría  entre mis brazos; húmedo y cálido a la vez, los ojos cerrados y la cara sonrosada, lloraba y algo buscaba.

La palma de su mano contra mi palma; pequeña y cálida. Queriendo empujar la mía y ésta asiéndola.

Acaricio su piel y lo miro, intento no cegarme con su belleza arrugada. Entonces de entre las sábanas del lecho una mano avanza hacia él, detrás de ella - casi a la par – la otra. Acercándose hacia mi persona pero con otro objetivo. Lo cogen con firmeza y con cariño, lo alejan de mi hacia un pecho. El busca con sus labios y las manos lo acarician. Come y calla, guarda silencio.

Es sujetado, apretado y amado a la vez.

Unos ojos me miran, y mi mirada con la suya se cruza; son hermosos, y de ellos se escapan dos lágrimas de felicidad que recorren las rojas mejillas de su dueña. Me miran y con su única dulzura son capaces de darme felicidad.

Más abajo unos labios que se abren, y una sonrisa que sola resplandece. De los labios hacia mi sale un suave pero directo “te quiero”.

Un brazo se alarga y una mano mi muñeca agarra, me empuja hacia su persona. Me postro en la cama.

La miro y me mira, los cuatro ojos su mirada bajan y entonces le vemos a él.

Veo el fruto del cariño, veo el fruto de un amor concebido tiempo atrás; lo toco y me enamoro, la toco y me vuelvo a enamorar.

Tan pequeño y tan grandes las ilusiones. Lo miro y lo huelo: huele a vida, huele a Dios.

 

Todos los días tenemos la obligación de defender la vida: el 25 de marzo habrá movilizaciones por toda España.

¡¡¡¡ACUDE!!!!

Por los hijos que  no nacieron y por los que tienen que nacer.

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